Este sistema de datación fue creado por el astrónomo americano A. E. Douglass, y sirve tanto para calibrar las fechas radiocarbónicas como para ser usado como sistema independiente de datación absoluta.
Se basa en el estudio microscópico de los anillos de los árboles cuyo crecimiento se constata, a año por anillo. Los mismos árboles que crecen en la misma zona presentan un patrón similar de crecimiento en anillos con lo cual se pueden comparar con los troncos más antiguos para elaborar una cronología de la zona. La actuación sería la siguiente: al encontrar un tronco antiguo de la misma especie en una zona determinada, se equipara su serie de anillos con los de la cronología directora (árbol que presente muchos años de vida y cuya secuencia ha podido ser establecida sin necesidad de talarlo utilizando una técnica de perforado), así es posible establecer el año de derribo de ese árbol con un margen de error de un año.
Para poder usar este método se necesita un banco de datos de referencia (árboles de gran longevidad) que no todas las regiones disponen. También presenta el problema de que en los árboles del trópico no se marcan bien los contrastes estacionales provocando que lo se produzcan anillos bien definidos. Otro problema es que aunque tengamos esos árboles directores, esa especie ha debido ser usada en el pasado, si es otra madera no funciona. Otro problema más es que obtenemos la fecha de corte o derribo del árbol, pero puede no coincidir con la del yacimiento que pretendemos datar, ya sea por traslado del material o por una utilización posterior.
De todas formas, la dendrocronología se manifiesta como un sistema de datación muy útil y fiable, que ayuda en la labor del arqueólogo, prehistoriador a datar restos de hasta 8.000 años.
Bibliografía
* EIROA, J.J. Nociones de prehistoria general, Ariel prehistoria, Barcelona, 2006
* JORNET, A. Arqueometría: estudios sobre cerámica arqueológica en Revista de Arqueología, año V, nº 35, pp. 18-27
* RENFREW, C. Y BAHN, P. Arqueología. Teorías, Métodos y Práctica. Akal, Madrid, 1998
Se basa en el estudio microscópico de los anillos de los árboles cuyo crecimiento se constata, a año por anillo. Los mismos árboles que crecen en la misma zona presentan un patrón similar de crecimiento en anillos con lo cual se pueden comparar con los troncos más antiguos para elaborar una cronología de la zona. La actuación sería la siguiente: al encontrar un tronco antiguo de la misma especie en una zona determinada, se equipara su serie de anillos con los de la cronología directora (árbol que presente muchos años de vida y cuya secuencia ha podido ser establecida sin necesidad de talarlo utilizando una técnica de perforado), así es posible establecer el año de derribo de ese árbol con un margen de error de un año.
Para poder usar este método se necesita un banco de datos de referencia (árboles de gran longevidad) que no todas las regiones disponen. También presenta el problema de que en los árboles del trópico no se marcan bien los contrastes estacionales provocando que lo se produzcan anillos bien definidos. Otro problema es que aunque tengamos esos árboles directores, esa especie ha debido ser usada en el pasado, si es otra madera no funciona. Otro problema más es que obtenemos la fecha de corte o derribo del árbol, pero puede no coincidir con la del yacimiento que pretendemos datar, ya sea por traslado del material o por una utilización posterior.
De todas formas, la dendrocronología se manifiesta como un sistema de datación muy útil y fiable, que ayuda en la labor del arqueólogo, prehistoriador a datar restos de hasta 8.000 años.
Bibliografía
* EIROA, J.J. Nociones de prehistoria general, Ariel prehistoria, Barcelona, 2006
* JORNET, A. Arqueometría: estudios sobre cerámica arqueológica en Revista de Arqueología, año V, nº 35, pp. 18-27
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