jueves, 25 de marzo de 2010

y más... Heródoto, Libro III, 125-135

Introducción.


Heródoto es el autor de la primera obra extensa en prosa jónica que se ha conservado y la primera obra extensa que se escribió en prosa griega. Heródoto afirma que su obra es fruto de su investigación personal y que el objetivo de la misma es que las grandes acciones se conozcan, tanto las griegas como las “bárbaras”, llegando a buscar las causas por las cuales se produjeron las guerras médicas. En la búsqueda de estas causas se encuentra con unos antecedentes que va a filtrar, dejando bastante de lado la historia mítica y los hechos e interpretaciones que no pueden ser comprobados.


Heródoto y su obra.

Crea una historia universal sobre la base de poemas épicos y crónicas de ciudades y pueblos. La historia comienza con la agresión del rey lidio Creso contra los griegos de Asia, llegando al final a una intervención de todos los pueblos de Grecia y Asia. Un hecho destacado en su obra es su insistencia en la fortuna cambiante de los hombres. En su obra se aprecia que a pesar de las acciones de unos hombres, al final de la historia se recuperan los equilibrios.


A parte de la narración principal de su historia, Heródoto, intercala una serie de “anécdotas” más o menos históricas o novelescas cuyo fin es dar un sentido más general a su historia, para lo cual también se vale de la introducción de oráculos, sueños y deliberaciones. La principal preocupación de Heródoto en su obra es el hombre, ya sea tratado de forma individual o colectiva, sobre todo en las causas de su ruina tras el momento de esplendor cuando la ley coloca a cada uno en su lugar, lo cual considera Heródoto como la causa real de la historia trágica de reyes y naciones en el conjunto de oriente y occidente.


Heródoto nació en torno al año 526 a.C. en Halicarnaso, una ciudad griega situada en la costa suroeste del Asia Menor, de la cual fue desterrado, lo que le produjo su peregrinar por el mundo griego, deteniéndose sobre todo en Samos, en Atenas y finalmente en la colonia panhelénica de Turios, fundada por Pericles en la Italia meridional en el año 444 a.C.

Es posible que esta circunstancia del destierro favoreciera en Heródoto el desarrollo de una especie de sentimiento universal. Heródoto se considera que fue un griego apatrida hasta que llegó a Turios, lugar donde parece muy probable que escribiese su Historia. Heródoto reflexiona sobre las Guerras Médicas colocándolas dentro del ámbito de la universalidad, unas guerras que eran las causas de su destierro y del hundimiento del periodo en el que griegos y bárbaros convivían en una buena y próspera relación. Siendo bastante joven, Heródoto se vio envuelto en una revuelta contra el tirano Lígdamis lo cual provocó su exilio. Para comprender esto hay que tener en cuenta que Halicarnaso era una ciudad doria asentada en territorio cario. Heródoto tiene familia caria y se subleva contra el príncipe cario que los persas habían puesto al frente del gobierno de la ciudad. Heródoto se exilia a una isla vecina, Samos.

Heródoto prefiere el ideal de libertad existente en las ciudades de Atenas y Esparta basada en la ley, antes que los déspotas asiáticos, a pesar de lo cual siempre estudia con interés las instituciones de los pueblos orientales y bárbaros, destacando su gran atracción por el mundo egipcio en el cual ve un modelo de sabiduría y la cuna de la religión griega.


Una cosa clara es su simpatía por Atenas acertando al ver el papel decisivo que tuvo esta ciudad en las Guerras Médicas. A pesar de esto se le puede considerar objetivo ya que sus preferencias se dividen entre atenienses y espartanos, y vio el gran papel de Atenas y el nefasto de Tebas en la Segunda Guerra Médica a pesar de que en ese momento en el que vivía, Atenas tenía muy mala imagen en el mundo griego. La obra de Heródoto fue escrita en dialecto jónico, ya que la prosa ática surgió con la obra de otro extranjero que llegó a Atenas en el año 427 a.C. aproximadamente cuando murió Heródoto. Este extranjero se llamaba Gorgias, y al contrario que Heródoto, se dejó absorber por Atenas. Heródoto nunca quiso dejar de ser uno de esos viajeros, de los cuales hay muchos casos en Grecia, que desde la época homérica establecieron buenos lazos de unidad entre las ciudades griegas y oriente. Heródoto era del estilo de poetas e intelectuales griegos que viajaban participando en concursos y dando a conocer su obra. Heródoto era heredero de la tradición de los viajeros jonios, escritores de periégesis, estudios etnográficos y las thomásia o “maravillas”, pero sin embargo creó algo nuevo, un gran tratado en prosa jónica que tiene el honor de ser el primer gran libro en prosa y la primera Historia Universal.


Análisis de texto.


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En este fragmento del texto Heródoto cuenta como Polícrates decidió emprender un viaje marítimo para entrevistarse con Oretes a pesar de que muchos opinaban y le aconsejaban que no lo hiciera. Los tripulantes de esta expedición eran mayoritariamente amigos de Polícrates y entre estos destaca por su importancia y fama Democedes de Crotón, hijo de Califonte y según Heródoto, el mejor médico que había en su momento. Heródoto habla de Democedes de Crotón no solo por su fama de médico sino porque será importante en un suceso que contará posteriormente en otra parte del texto. Polícrates llega a Magnesia donde fue asesinado por orden de Oretes de una forma considerada por Heródoto indigna a su categoría de acuerdo a quién era y lo que había conseguido hacer en vida, ya que a excepción de los tiranos de Siracusa considera a Polícrates el mejor tirano griego.


Polícrates fue tirano de Samos hacia 535 – 522 a.C. antes de lo cual era un miembro del partido democrático y fabricante de artículos de lujo. Polícrates alcanzó el poder en Samos matando a sus hermanos con quines lo compartía hasta entonces. Bajo el gobierno del tirano Polícrates, Samos se convirtió en una de las principales potencias del Mar Egeo, llegando a tener esta isla contactos con zonas tan importantes como Egipto. Pero la alianza que tenía con Egipto la abandonó en el 525 a.C. al decidir colaborar con la expedición del rey persa Cambises II contra Egipto. Tres años más tarde de esto sucede lo que cuenta Heródoto en el texto, Polícrates se dirigió a la ciudad lidia de Sardes para negociar un tratado con su sátrapa, pero éste solo le atrajo para asesinarlo que como ya se ha mencionado, se produjo en Magnesia del Meandro. Entre las actuaciones llevadas a cabo en Samos por Polícrates que le hacen ser merecedor de una muerte más digna según Heródoto podemos citar que atrajo a su corte a muchos poetas como Íbico o Anacreonte, y además, embelleció la isla de Samos con una serie de construcción entre las que destacan el templo de Hera y un acueducto. También hay que destacar que el poder adquirido por la isla de Samos se basa en la gran flota que consiguió reunir Polícrates.


Heródoto no cuenta los detalles de la muerte indigna a la que se sometió Polícrates posiblemente porque es de mal gusto, morboso y contarlo solo acrecentaría la indignidad a la que fue sometido. Lo que sí dice es que fue colgado en una cruz cumpliéndose una visión que había tenido su hija en la cual Zeus le lavaba (al ser Zeus un dios de fenómenos atmosféricos como la lluvia considera que al llover era el propio dios el que lavaba a Polícrates) y el Sol le ungía mientras se escapaban los humores de su cuerpo. Esta mención al Sol y a los humores del cuerpo han hecho pensar a unos autores que la muerte de Polícrates se debió a que fue desollado en vida. Esta visión poética y religiosa en cierto modo parece remediar la muerte indigna a la que se veía sometido Polícrates. Según se desprende del texto el futuro del hombre está predestinado, además, no importa que un hombre está en lo alto de la cima con grades éxitos ya que esto puede cambiar con el tiempo, no es una situación para siempre sino que podríamos decir que la situación de un hombre cambia por efecto de la fortuna. Este cambo en el orden del éxito también puede afectar a ciudades o estados. Con respecto al resto de la expedición de Polícrates, Heródoto dice que los naturales de Samos fueron puestos en libertad pero los que no lo eran y los sirvientes fueron incluidos en el séquito de Oretes como esclavos.


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En este fragmento del texto se comienza hablando de que no pasó mucho tiempo desde la muerte de Polícrates hasta que se produjo de cierta manera la venganza sobre Oretes. Tras la muerte de Cambises y el reinado de los magos, Oretes seguía en Sardes en una actitud de “neutralidad” ante los desórdenes producidos por los medos en el imperio persa, teniendo en cuenta su política de expansión y su actitud ambiciosa es posible pensar que podría pretender separarse del imperio persa y ser independiente.


El contexto histórico de la acción es que Ciro el Grande había convertido a los persas en dueños de una gran parte del Próximo Oriente a través de sus conquistas. Ciro murió combatiendo contra los masagetas y le sucedió su hijo Cambises (529 – 522 a.C.) que hasta el momento había reinado en Babilonia desde Sippar, el cual continuó la labor conquistadora de su padre anexionándose Egipto tras vencer al faraón Psamético III en el año 525 a.C. A la muerte de Cambises, tras un corto reinado, se produjo una feroz lucha por el poder, alentada por Gaumata, un impostor que se hacía pasar por el hermano menor de Cambises y que fue derribado por Darío, un noble persa de una rama colateral de la dinastía aqueménida. Tras dos años de desórdenes, Darío conseguía hacerse con la situación y emprender una labor de extensión territorial que le hizo ser el rey de un imperio con vocación universalista de gran extensión. Esta extensión hizo que Darío tuviera que reorganizar la administración para poder gobernarlo mejor, destacando la creación de las satrapías a cuyo frente se solían poner miembros de la familia real y hombres de absoluta confianza del rey.


Oretes no presta apoyo a Darío para hacer frente a los desórdenes y aprovecha éstos para matar a Mitrobates, gobernador de Dancilio, el cual le había criticado su actuación al haber matado a Polícrates. Oretes también mató al hijo de Mitrobates, Cranaspes a pesar de que ambos personajes contaban con un gran prestigio dentro del mundo persa. No quedó aquí la cosa sino que Oretes siguió llevando a cabo acciones excesivas destacando el dar muerte a un mensajero del rey que le llevaba un mensaje de parte de Darío que no le había gustado.

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Cuando Darío se hizo con el poder deseaba castigar a Oretes por todas sus actuaciones como el asesinato de Mitrobates y su hijo pero sobre todo por no haberle prestado ayuda cuando se la pidió porque el tener un sátrapa con esta actitud podía ser peligroso para la marcha del reinado de Darío. Para valorar la importancia del asesinato de Mitrobates y su hijo hay que tener en cuenta que los sátrapas se podían declarar la guerra entre sí, aunque hay que pensar que algo le molestaría a Darío, sobre todo debido al gran prestigio que tenían estas personas dentro del mundo persa, según nos dice Heródoto.


Ante la imposibilidad de mandar un ejército contra Oretes, Darío prepara un plan para derrocarlo de su Satrapía. Heródoto explica el plan de Darío como un discurso de él mismo aunque lo más probable es que no fueran las palabras reales sino una invención de Heródoto que escribe lo que habría dicho Darío teniendo en cuenta su forma de pensar y los acontecimientos históricos que sucedieron, buscando un embellecimiento narrativo. En el discurso de Darío se dirige a sus fieles seguidores buscando un voluntario para que le traiga vivo o muerto a Oretes y para justificar el asesinato de un sátrapa expone los actos de Oretes, su desobediencia al rey y el asesinato de otros sátrapas y del mensajero real que le envió Darío. Dice que hay que acabar con Oretes antes de que cause un perjuicio mayor, es decir, Darío tenía miedo de que Oretes siguiera con su política acumulando poder y pudiera independizarse y atacarle a él mismo.


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En el texto se puede apreciar una imagen de los persas digna y con honor a pesar de que eran considerados bárbaros por los griegos Aparece sin embargo el personaje de Oretes en cuya actuación podría decirse según la perspectiva griega que había tenido hybris, lo cual le debe provocar un castigo ya que no ha sabido estar en su lugar y se ha pasado en su forma de actuar. Tras el sorteo entre los voluntarios salió elegido Bageo, hijo de Artontes, el cual para llevar a cabo su plan decide redactar una serie de cartas que sella con el sello de Darío para que pensaran que eran cartas escritas por el rey. Lo que hace Bageo es sondear la opinión de los soldados de Oretes, saber de que lado estarán si se decide a actuar, al ver que son leales a Darío les entrega una de las cartas en la que se les ordena dejar el servicio a Oretes, tras lo cual los soldados deponen las armas y dejan de estar al servicio de Oretes. Al ver Bageo que todo marchaba bien como lo había planeado, decide entregar al secretario la última carta en la que el rey Darío ordena matar a Oretes. Al oír esta orden los que anteriormente eran soldados de Oretes le mataron por medio de alfanjes, un sable corto y curvado, de doble filo en la punta, típico de los pueblos orientales. Este hecho es considerado por Heródoto como la puesta en práctica de la venganza de Polícrates. El que comete, por así decirlo, una acción criminal pagará por ella más tarde o temprano, de una manera u otra.

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Tras el suceso de Oretes, Heródoto se dispone a contar lo que sucedió con Democedes, que era esclavo del mismo desde que mató a Polícrates. Un día que el rey Darío estaba en una sesión de caza mayor, se dislocó gravemente el pie al bajarse del caballo, de tal calibre fue la lesión que el tobillo se le salió de las articulaciones. Al ver que no se le pasaba, una persona que había estado en Sardes le comentó a Darío la gran fama de médico que tenía Democedes de Crotón, que ahora era esclavo de Darío. El rey persa llamó a su presencia a Democedes ya que no aguantaba más y tiene que recurrir a algo que le proporcione por lo menos esperanza. Llevaron a Democedes a su presencia en una situación de esclavo deplorable con grilletes y harapos por ropa.

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Ya delante de él, Darío interrogó a Democedes para comprobar si era en verdad médico a lo cual Democedes contestó que no, pensando que si decía la verdad nunca tendría la posibilidad de volver a Grecia ya que Darío lo podía incorporar como médico fijo a su corte. A pesar de decir que no era médico Darío se dio cuenta de que era médico y ordenó traer aparatos de tortura para que confesara la verdad. En esta situación se puede apreciar una idea de Heródoto que estaba extendida en toda Grecia. Esa idea es que a los aristócratas se les reconocía nada más verlos y no es posible confundirlos con la gente inferior y así Darío se da cuenta que Democedes es médico, tenía una serie de estudios médicos que no disponían el resto de las personas “normales”. A la vista de los instrumentos de tortura, Democedes, lógicamente, admite tener conocimientos médicos, se ve abocado a decir la verdad porque si no le pueden torturar y hasta llegar a matar.



Democedes no desmerece a su fama y consigue aliviar a Darío, permitiéndole volver a dormir tranquilo y con el paso del tiempo llegó a curarse del todo, cosa que no esperaba ni el propio Darío. Es curioso observar como según Heródoto un griego curó al rey persa de su dolencia, teniendo en cuenta los sucesos históricos posteriores en los que se verán envueltos Darío y el pueblo griego. Darío le obsequió a Democedes con dos grilletes de oro por haberle curado pero éste le dijo irónicamente que si le doblaba la desgracia por haberle devuelto la salud. La respuesta de Democedes a Darío le pareció ingeniosa por lo cual decidió recompensarlo mandándolo a ver a sus mujeres.


Según se ven en el texto los persas contaban con abundancia de recursos, sobre todo el rey que tenía una gran cantidad de oro como patrimonio personal. No es raro pensar que en el imperio persa (al igual que en otros imperios y reinados) se tuviera una cierta confusión entre patrimonio del estado y patrimonio personal del rey y su familia. Nada se dice en el texto a comentar sobre que pasó con Democedes, si alcanzó al final la libertad o no. Si no consiguió la libertad, la cantidad de oro recibida le permitía ser un esclavo pero en una situación ventajosa, posiblemente llena de comodidades.


Conclusión.


En todo el fragmento de la obra de Heródoto comentada, destacan la presencia de una especie de fortuna que al final siempre equilibra las acciones de los hombres, acciones que pueden ser consideradas en algunos casos como hybris, de forma que la situación de éxito puede convertirse en fracaso y al revés. La presencia de visiones del futuro y de los dioses muestran parte de la religiosidad en la que creía Heródoto. Para finalizar podemos hablar sobre la concepción que Heródoto tenía de los persas en general, muestra una forma de pensar y actuar de los persas y de ciertas características propias de ese imperio. Sin duda los principales protagonistas de la historia son reyes y nobles de los cuales se obtiene mayor información, lo cual es lógico porque ya se sabe que la historia la escriben los vencedores para los nobles (que son los que tenían cultura) y a éstos poco les importan el pueblo en general que no es de su clase.


Bibliografía.


- HERODOTO, Historia, libros I y II. Editorial Gredos, 1992

- HERODOTO, Historia, libros III y IV. Editorial Gredos, 1992

- GONZÁLEZ, C., MARTÍNEZ, J. Y MORENO, S.. Historia de la humanidad. Persas e hititas Vol. 5. Editorial Arlanza

- GONZALO BRAVO, Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica. Editorial Alianza. 1999

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